lunes, 9 de marzo de 2015

Olvidar el paso y no voltear atras




DIOS ABORRECE EL PECADO. ¿y al pecador no?




“Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador”

Existe una famosa frase que dice: “Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador”. Este dicho es conocido entre los impíos, pero también es predicado por muchos que se hacen llamar “cristianos”. Pero ¿tal declaración proviene de las Escrituras? De ninguna manera. Tal dicho vino del corazón de un hombre que no conocía a Dios, no proviene de las Santas Escrituras, es decir, no proviene de la boca de Dios.
Lo que las Escrituras enseñan es que Dios es Santo y tan limpio de ojos que no puede mirar con favor el mal (Habacuc 1:13). Por lo tanto, el malo no puede habitar junto a Dios. ¿Por qué? Porque Él no es un Dios que se complace en la maldad. Los insensatos no estarán delante de sus ojos. El Dios de las Escrituras aborrece a todos los que hacen iniquidad. El destruirá a todos los que hablan mentira. Dios abomina al hombre sanguinario y engañador (Salmo 5:4-6), o como dice nuestro Proverbios 11:20; “Abominación son a Jehová los perversos de corazón; Más los perfectos de camino le son agradables”.
El Salmo 7:11 dice claramente que Dios está airado contra el impío, es decir, contra el pecador todos los días. ¿Esto significa que Dios es cruel? De ninguna manera. El Salmo enseña que la razón por la cual Dios abomina al pecador es porque Él es Justo. Dios es juez justo, por lo tanto, abomina al pecador. Esto no se trata de crueldad, sino de plena justicia. ¿Cómo Dios no se va airar al ver que Su Santa voluntad es quebrantada todos los días?
Algunos han llegado a decir que eso es verdad en el Antiguo Testamento, pero que en el Nuevo Testamento vemos a un Dios diferente. ¿Será eso cierto? ¿Será cierto que Dios ha cambiado? La respuesta es No. Juan 3:36 dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Efesios 5:3-6 dice: “Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.
Entonces, la verdad de que Dios abomina al perverso de corazón, no solo es una verdad en el Antiguo Testamento, sino que también es verdad en el Nuevo Testamento. Esto se debe a que Dios es el mismo ayer, hoy y siempre, Dios es inmutable, El no cambia.
Dios abomina a los perversos de corazón, pero Su agrado está sobre los perfectos de camino. Pero ¿Quiénes son perfectos de camino, si todos nos hemos descarriado? Solo uno, Jesucristo el Justo. Ante El los cielos se abrieron y el Padre dio la siguiente declaración: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17). Sobre Jesucristo estaba el eterno y completo agrado del Padre. Pero El, en la cruz del calvario fue abandonado por su Padre (Mateo 27:46). ¿Por qué? Porque Jesucristo estaba llevando la maldad de su pueblo para que todos aquellos que crean en El sean justificados. Eso significa que todos aquellos que están en Cristo, ahora, por El, son declarados perfectos de camino, y el agrado pleno del Padre está sobre ellos. De tal manera que el mismo amor que estaba sobre el Hijo Jesucristo, es el mismo amor que está sobre aquellos que Él ha justificado (Juan 17:26).
La evidencia más clara que Dios es justo y abomina al pecador es la Cruz de Jesucristo. El Padre aplastó a su Hijo Jesucristo porque El fue hecho pecado por nosotros, fue hecho maldición por nosotros. La Cruz es la plena manifestación de la justicia de Dios (Romanos 3:25). La Cruz no está para que sintamos lastima por Jesús, sino para que conozcamos y temblemos ante el Dios de las Santas Escrituras, por esa razón el Señor, en el camino a la crucifixión, le dijo a las mujeres que lloraban: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos… Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?” (Lucas 23:28, 31).
Roguemos al Señor para que nos siga limpiando de aquella falsa imagen de un dios que nos hemos hecho, pero que no es el Dios de las Escrituras. Roguemos al Señor para que nos siga mostrando Su Gloria.
“El Dios de dioses, Jehová, ha hablado, y convocado la tierra, Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone. De Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido. Vendrá nuestro Dios, y no callará; Fuego consumirá delante de él, Y tempestad poderosa le rodeará. Convocará a los cielos de arriba, Y a la tierra, para juzgar a su pueblo. Juntadme mis santos, Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio. Y los cielos declararán su justicia, Porque Dios es el juez. Oye, pueblo mío, y hablaré; Escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy Dios, el Dios tuyo. No te reprenderé por tus sacrificios, Ni por tus holocaustos, que están continuamente delante de mí. No tomaré de tu casa becerros, Ni machos cabríos de tus apriscos. Porque mía es toda bestia del bosque, Y los millares de animales en los collados. Conozco a todas las aves de los montes, Y todo lo que se mueve en los campos me pertenece. Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; Porque mío es el mundo y su plenitud. ¿He de comer yo carne de toros, O de beber sangre de machos cabríos? Sacrifica a Dios alabanza, Y paga tus votos al Altísimo; E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás. Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes, Y que tomar mi pacto en tu boca? Pues tú aborreces la corrección, Y echas a tu espalda mis palabras. Si veías al ladrón, tú corrías con él, Y con los adúlteros era tu parte. Tu boca metías en mal, Y tu lengua componía engaño. Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; Contra el hijo de tu madre ponías infamia. Estas cosas hiciste, y yo he callado; Pensabas que de cierto sería yo como tú; Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos. Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, No sea que os despedace, y no haya quien os libre. El que sacrifica alabanza me honrará; Y al que ordenare su camino, Le mostraré la salvación de Dios” (Salmo 50).

lunes, 23 de junio de 2014

¿Qué es APOSTASÍA?



¿Qué es APOSTASÍA?

La apostasía es el abandono o retiro  de la fe cristiana por parte de alguien que la profesaba anteriormente. En el Nuevo Testamento el término griego apostasía solo aparece en dos pasajes, Hechos 21:21 y en 2 Tesalonicenses 2:3, donde se enseña que antes de la venida del día del Señor habrá una rebelión contra Dios, un abandono de la fe. En el lenguaje bíblico se puede describir la apostasía como un volver atrás y no seguir a Jesús (Juan 6:66), o como  renegar o abandonar  la fe (1ª  Timoteo 4:1), o  ser arrastrado por el error (2ª  Pedro 3:17) y como  apartarse del Dios vivo (Hebreos 3:12). Las consecuencias de la apostasía son nefastas y se describen en Hebreos 6:4-8 y 10:26-29. Para no caer en el peligro de la apostasía la Escritura nos motiva a perseverar hasta el fin (Mateo 24.13; Lucas 8.15), estar firmes y retener la doctrina de Cristo (2ª de Tesalonicenses 2.15), retener la confianza en Dios (Hebreos 3.14), y resistir al diablo (1ª de Pedro 5.9) en la confianza de que Dios fortalece a su pueblo frente a las adversidades que pueden llevarlo a la apostasía (1 P 5.10; 2 Tesalonicenses 2.16, 17). 

miércoles, 28 de mayo de 2014

Dios es fiel



Dios es fiel a sus promesas
Si te sientes atormentado por las dudas, ¿me permite sugerirle algo? Empiece a leer las palabras de Jesús y a tomárselas en serio.
Veo a creyentes luchando, intentando aparentemente actuar por fe, pero durante todo el tiempo están saboteando sus esfuerzos, al negarse en redondo a creer que Dios es lo que dice ser.
A mi me sorprende la facilidad con que nos creemos las mentiras de Satanás acerca de Dios. No creemos que él sea lo que dice ser, sino que creemos, esencialmente, que Dios es totalmente desleal, que no va a hacer lo que ha dicho que hará. Cuando hablo con la gente y me cuentan sus problemas, intento aconsejarles. Normalmente me dicen que ya lo han intentado, de modo que les sugiero otra cosa y también lo han intentado, así que finalmente, aunque esto no lo dicen nunca, la única respuesta que queda es llegar a la conclusión de que Dios es un fracaso, y que no cumple lo dicho.
Ellos han hecho todo cuanto se les exigía, pero Dios no ha actuado. El es caprichoso y hace acepción de personas, parece estar dispuesto a hacer cosas por los demás, pero no por ellos. Cuando nos creemos esa clase de mentira estamos saboteando cada uno de los esfuerzos que está realizando Dios por hacer que obtengamos la victoria.
Dios es fiel. ¿Cuántas veces nos lo dice la Escritura? "Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la comunión de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. (1ª Cor. 1:9). Toda la obra de Jesús, el Mesías, tiene como propósito mostrarnos la fidelidad de Dios. El no estaba ansioso, ni estaba preocupado, ni molesto por las nubes de opresión y persecución que se posaron pesadamente sobre él, cuando la resistencia a su mensaje se hizo patente por doquier, y cuando empezaron a aparecer las amenazas de muerte. No le preocupaba porque descansaba en el nombre fiel de Dios.
¿Ha descubierto usted eso ya? Queda todavía una tercera cosa que Jesús dice que caracterizaba su vida.
"Porque les he dado las palabras que me diste, y ellos las recibieron, y conocieron verdaderamente que provengo de ti, y creyeron que tú me enviaste. (Juan 17:8)
Juan pudo escribir: "En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios. (Juan 1:1). ¿Cómo aprendió eso Juan? ¿Fueron los milagros de Jesús lo que le convencieron? No, sus milagros nunca convencieron a nadie acerca de su deidad, pero sí les convencieron de su mesianidad, y ese era su propósito.
¿Fue acaso el poder que ejercitaba sobre los hombres? No, porque ha habido hombres malvados que han ejercitado un tremendo poder sobre las mentes y los corazones de los hombres, así que no era eso.
¿Qué fue? ¡Sus palabras! Las palabras de Jesús examinaban los corazones de ellos y les abrió los ojos, disipando sus dudas, haciendo que sus vidas fuesen como un gran fuego consumidor. Ellos sabían que cuando se tomaban estas palabras en serio, les sucedían cosas que solo Dios podía hacer. A lo largo del curso de tres años y medio, al escuchar aquellas palabras apremiantes y magnéticas, brotó gradualmente en los corazones de aquellos hombres la fe de que había Uno que procedía de Dios. "Ellos las recibieron, y conocieron verdaderamente que provengo de ti, y creyeron que tú me enviaste”. Dijo Jesús.
Estas palabras siguen teniendo la misma autoridad en la actualidad.
¿Está usted atormentado por las dudas de su fe como creyente? No sería de sorprender que muchos de ustedes se sintiesen preocupados por las dudas en estos tiempos, cuando no existe mayor ataque en contra del fundamento de la fe. Si se siente usted atormentado por las dudas, ¿me permite sugerirle algo? Empiece a leer las palabras de Jesús y a tomárselas en serio. No se limite sencillamente a leerlas, acéptelas como una revelación de su verdad básica y real y tómeselas en serio. No tendrá que leer mucho antes de haber descubierto y visto con toda claridad la vida y la experiencia, de modo que no podrá usted evitar creer que estas palabras son, verdaderamente, palabras de Dios. Nada convence más que la incomparable Palabra de Dios.
Le pedimos a Dios nos impida, como creyentes, fijarnos en las cosas superficiales de la vida, a la sombra de la misma, durante mas tiempo y nos induzca a apropiarnos de la vida poderosa, transformadora y dinámica, que el propio Jesús vivió.

Concepto de cristiano



¿Qué es Cristiano?
Muchas personas consideran ser cristianas y no saben lo que eso significa. No tiene que ver con una religión me dicen por allí, mientras por otro lado debemos reconocer que, es imposible separar la palabra “cristiano” ó “cristianismo” del concepto de religión. Porque una religión es una forma de relación con Dios y el Cristo es la única religión que nos permite la relación con el único Dios verdadero.

Otros dicen que “aman” a Jesús y por eso consideran propio el calificativo de “cristianos”, sin embargo, decir que se ama a Jesús no satisface apropiadamente a lo requerido para que alguien pueda ser considerado “cristiano”. Muchos que dicen “amar” a Jesús o a “jesusito” como suelen decir para sentirse en confianza con él, no conocen la escritura, no conocen ni respetan lo que él dijo, lo que enseñaron sus apóstoles y por lo tanto, se refieren a otro Jesús, no al hijo de Dios.
Considerando que conozco la escritura sagrada, presento algunas definiciones válidas para que una persona, organización o actividad, pueda ser considerada “cristiana” aclarando también algunos conceptos equivocados y populares:
  1. Un cristiano es una persona que se reconoce pecadora, incapaz de ganar con sus méritos el perdón de Dios, pero que ha decidido reconocer que el sacrificio de Jesús le cubra sus culpas y recibe el galardón que Dios otorga a los santos, no por ser un santo sino porque ha sido santificado por la sangre de Jesús y vive procurando hacer la voluntad de Dios, plenamente seguro de que será salvo por el mérito de Jesucristo si se mantiene dejándose guiar por el Espíritu Santo de Dios que es esa fuerza que le ayuda a tomar la opción correcta cuando se le presenta una tentación.
  2. Un cristiano verdadero, como persona, no es, necesariamente, mejor que otros que no son cristianos, es más, en muchos casos puede ser una peor persona, entonces, su aparente buena conducta, es el resultado de la influencia del Espíritu Santo de Dios en su vida, y, aunque las personas no lo consideren digno de ser cristiano, no pueden negar que es una persona diferente y que, sin ser mejor que otros, recibirá la vida eterna por haber creído a Jesucristo. Entendiendo que creerle a Jesucristo implica reconocerse perdonado por todos sus pecados y que será ayudado en adelante para no pecar como lo hacía antes e incluso a levantarse de inmediato si comete un error porque su salvación es tan cierta como cierta es la palabra de Dios: El que cree en el Señor Jesucristo será salvo, no será tentado más de lo que pueda soportar y fiel es Dios para guardar sin caída a los que en él confían.
  3. Un cristiano no merece y nunca llega a merecer la vida eterna que Dios le otorga, porque el cristiano es salvo por el sacrificio de Jesucristo en la cruz del Calvario y todas sus buenas obras no son propias en realidad, porque alejado de Jesús nada puede hacer, así que, todo buen testimonio de un cristiano es el resultado de que él haya dejado fluir al Espíritu Santo, es decir, que ha ofrecido su cuerpo como un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, el cual, ha pasado a ser su culto racional. Porque un cristiano debe dar las gracias y la gloria a Dios por las cosas buenas que le capacita e impulsa a realizar por medio del Espíritu Santo, que, por su parte, Dios le galardonará por esa actitud, la actitud de prestarse al bien, en lugar de dejarse llevar por la influencia malvada del enemigo de las almas de los hombres.
  4. Un cristiano comparte su fe, no para convencer a otros, como suele suceder con las personas que andan buscando adeptos, sino que lo hace por estar convencido del beneficio que ha recibido por haber creído en el Hijo de Dios y desea con todo su corazón que otras personas reciban ese mismo beneficio, porque sabe, por su propio caso, que las personas no necesitan un atributo especial, de inteligencia, riqueza, elocuencia, honradez, o cualquier otro atributo o virtud, sino solamente creer, creer en Jesús, el hijo de Dios. Por esto toma muy en serio el compartir su fe, porque si las personas no escuchan lo que deben creer, ¿Cómo van a creer si nadie les predica?, porque deben escuchar aquello en lo que deben creer. Es responsabilidad de todo cristiano compartir aquello que él cree, compartirlo con su forma de vivir y exponerlo de la manera más clara que le sea posible. De esta manera el cristiano muestra su amor al prójimo, compartiendo lo más importante.
  5. Hay iglesias que se autodenominan cristianas, sin embargo son marianas, porque el centro de su relación con Dios es María, la madre de Jesús, cuidándome de aclarar que es la madre de Jesús, no de Dios, porque Dios “envió” a su hijo, lo que significa que ya tenía a este hijo Dios, para que se encarnara en Jesús, el hijo de María, la madre de Jesús, entonces, Dios le concedió ese privilegio especial a María, el de aportar el cuerpo humano de Jesús y en ningún lugar, no dice ni se insinúa siquiera, que Dios, para poder salvar al mundo necesitó “tener” un hijo con María, porque el Hijo de Dios no empezó a existir gracias a María, y aunque esto está muy claro, sin lugar a dudas genera la más ardiente discusión por parte de aquellos que, engañados por el enemigo de sus almas, les quiere apartar del único camino a Dios, porque dice la escritura: Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo. Tampoco dice que es un mediador entre Dios y María, porque de esa manera pretenden confundir, que a Jesús por María, pero tal cosa no existe, no puede uno cambiar algo tan fundamental de la relación con Dios, Jesús es el camino, él lo dijo, no lo digo yo, no es mi opinión, está claramente escrito en la Biblia y a menos que alguien no reconozca la autoridad bíblica, no puede haber otra opción.
  6. Un cristiano no está procurando ganar su salvación, un cristiano de verdad no duda de ninguna manera acerca de si será salvo o no, porque no tiene que ver con lo que él puede hacer sino que está directamente relacionado con lo que Jesucristo hizo en la cruz del Calvario. Por esta razón, aquel que se aparta del camino de Jesús no está perdiendo su salvación, sencillamente está demostrando que nunca la tuvo. Dios quiere que todos los hombres sean salvos, pero no todos toman su oferta, porque su orgullo no les permite comprender que algo pueda ser tan fácil o sin ningún requisito más que “creer en Jesús”, y en lugar de creer cuestionan lo que hacen los que ya han creído y se confunden pensando que los que han creído se pueden salvar por lo que hacen después de creer, por lo tanto, cuestionan que realmente no se salvan por creer sino por lo que “tienen que” hacer después de haber creído. Por esta razón, prefieren no creer para evitar hacer aquello que hacen los que ya han creído o porque no se consideran capaces de vivir como viven los que ya han creído, pero, no saben ni comprenden que lo que sucede después de haber creído no es un esfuerzo humano por lograr la santidad ante Dios, sino que es el actuar de Dios en la vida del ser humano para hacerlo acepto ante sus ojos, pero eso es obra de Dios, el que cree se entrega para que Dios complete la obra redentora en su vida, porque aquel que empieza la buena obra no la dejará inconclusa.
  7. Un cristiano reconoce la autoridad bíblica, no porque considere infalibles a aquellos que han estado involucrados en las traducciones y las actualizaciones (de vocabulario nada más, no de conceptos), sino porque reconoce que allí está “la intención de Dios” y por su condición de Dios, ha guardado lo que tiene que guardar para que él reciba la palabra de Dios que será inequívocamente interpretada por todos aquellos que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, porque les guiará a toda verdad. El diablo no puede cambiar la voluntad de Dios, ha sido y seguirá siendo derrotado, porque su naturaleza malvada es del pleno conocimiento de Dios y el diablo siempre procurará engañar, destruir y en fin, afectar al ser humano, sin embargo, para Dios, la conducta malvada del enemigo está contemplada en sus planes, por esa razón, cuando el enemigo creía estar arruinando la obra redentora de Jesús al incitar malvadamente a que lo crucificaran, no hizo nada más que completar el proceso, así que, cuando creía haber ganado, estaba siendo derrotado por Jesús en la cruz. De la misma manera, los malvados que no reconocen a Dios y cuestionan sus mandamientos, no pueden ingresar al cielo porque Dios ha querido que sea algo al alcance de todos, de absolutamente todos, no hay alguien que pueda jactarse por tener acceso al cielo, ya que el acceso no lo da la calidad de una persona sino la bondad de Dios, de esta manera, el premio más grande para un ser humano, es el más fácil de obtener, porque es gratuito, para el que cree en Jesucristo.
  8. Crea en Jesucristo y será un cristiano, pero recuerde que no puede creer lo que no sabe o lo que no entiende, procure conocer, creer y entender la palabra de Dios, le aseguro que no encontrará contradicciones si usted no está pleiteando con Dios, porque el principio de la sabiduría es el temor a Jehová, no procure entender sino ha creído, primero es creer y luego entender todas las cosas. El orden es este: Conocer, creer, entender, vivir como Dios quiere, compartir lo que cree, vivir con Dios. Ser cristiano está a su alcance, nadie se lo puede prohibir más que usted mismo. Le conviene creer, crea en Jesús.